Los programas municipales de Monterrey establecidos para prevenir la violencia de género se harán extensivos a las escuelas secundarias de la Ciudad.
Para esto, el Instituto Municipal de las Mujeres Regias y la Secretaría de Educación de Nuevo León firmaron un convenio para difundir las estrategias “No es No” y “Piensa Igualitario”.
Esta colaboración con las organizaciones CreeSer ABP y SuPera AC, brindará el currículo “IMpower” de prevención de la violencia sexual y de género para impartir entre el alumnado de entre 10 y 20 años, del programa “No es no”.
Además, con “Piensa Igualitario” se impartirá un currículo educativo socioemocional enfocado en la cultura de igualdad de género y no discriminación con el desarrollo y fortalecimiento de habilidades sociales en infancias.
Los programas se aplicarán en cinco instituciones educativas:
• Escuela Secundaria 18 Felipe Pescador.
• Escuela Secundaria 55 Gustavo Díaz Ordaz.
• Secundaria Técnica 60 Tomás Garrigue Masaryk.
• Escuela Secundaria 35 Elvira Maldonado.
• Escuela Secundaria 29 Jaime Torres Bodet.
Con la colaboración entre la Secretaría de Educación y el IMMR se cumplen acciones encaminadas a lograr una Ciudad en Paz.
En la firma del convenio estuvieron presentes Deisy Hernández Moreno, directora del IMMR; Sofialeticia Morales Garza, Secretaria de Educación de Nuevo León; Norma Patricia Sánchez Regalado, Subsecretaria de Educación Básica, y Claudia Alonso Pesado, directora de Relaciones Internacionales e Igualdad de Género.
También participaron Miguel Díaz González, director General de SUPERA ABP y Emiliano Sánchez, director General de CreeSer AC.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2021, INEGI), 29 de cada 100 mujeres han vivido alguna situación de violencia a lo largo de su vida en el ámbito escolar.
Así mismo, la encuesta estimó que, en los últimos 12 meses, en Nuevo León, 68.5 por ciento de las mujeres que experimentaron violencia declaró que la escuela fue el lugar principal donde esta ocurrió.
Por ello la importancia de llevar a cabo estos programas donde las estudiantes adquieran habilidades mentales, verbales y físicas para reconocer su derecho a estar y sentirse seguras, establezcan límites y, cuando sea necesario, se defiendan.
Al tiempo, los alumnos aprenderán habilidades para desafiar la violencia y la masculinidad tóxica, pedir consentimiento e intervenir cuando son testigos de una agresión sexual.